jueves, 27 de noviembre de 2008

SOBERBIA



Le pedí un sublime canto que endulzara
mi ruido, monótono y áspero vivir.

El me dio una alondra de rima encantada...¡
Yo quería mil!

Le pedí un ejemplo del ritmo seguro
con que yo pudiera gobernar mi afán.

Me dio un arroyuelo, murmullo nocturno...
¡Yo quería un mar!

Le pedí una hoguera de ardor nunca extinto,
para que a mis sueños prestase calor.

Me dio una luciérnaga de menguado brillo...
¡Yo quería un sol!

Qué vana es la vida, qué inútil mi impulso,
y el verdor edénico, y el azul Abril...

¡Oh sórdido guía del viaje nocturno!
¡Yo quiero morir!

La ves?

La ves?
La LunaRoja sobre la noche; sobre la frìbola y misteriosa Noche...